Los mejores productos se obtienen cuestionando las ideas, no las personas.

En algunas empresas es arriesgado expresar abiertamente opiniones y críticas. En ellas la agilidad no fluye, porque la falta de seguridad para manifestar las ideas propias y cuestionar las de otros produce pensamiento de grupo: organizaciones con personas que se acostumbran a modelar su opinión según lo que consideran que es el consenso del grupo, y a apoyar decisiones que individualmente considerarían desaconsejables.

Son empresas que pueden generar trabajo, pero no talento, porque como decía Steve Jobs en “The Lost Interview” los grandes productos surgen en equipos en los que se cuestionan y critican abiertamente las ideas.

Pero hay que tener cuidado, porque la crítica sin una cultura basada en la honestidad, el respeto y la confianza, acaba enfrentando a las personas, no a las ideas, y sólo produce tensión y desgaste.

Las siguientes citas de Ed Catmull, fundador y presidente de PixarAnimation y Disney Animation, extraídas del capítulo 5 (Sinceridad y franqueza) de su libro “CREATIVIDAD, S.A.” describen muy bien el ecosistema de comunicación con la cultura necesaria para producir ideas y productos brillantes.

Creatividad S.A.

Es natural que la gente tema que un entorno tan crítico resulte amenazante y desagradable como una visita al dentista. La clave es considerar las opiniones que se ofrecen en cualquier grupo de feedback que funciona bien como un plus, no como algo competitivo. En un planteamiento competitivo se comparan las ideas con las tuyas propias, convirtiendo la conversación en un debate en el que alguien gana y otro pierde. Un planteamiento aditivo, sin embargo, se inicia partiendo de la base de que cada participante aporta algo (aunque solo sea una idea que pone en marcha el debate y que en última instancia no funciona)

Como dice Andrew Stanton, hay una diferencia entre criticar y hacer crítica constructiva. Con esta última, estás construyendo algo al mismo tiempo que estás criticando. Estás construyendo a medida que desmontas, haciendo nuevas piezas que encajen con las que has retirado. Es una forma de arte en sí mismo. Creo que los comentarios que hagas tienen que inspirar a quienes los reciben; es algo así como conseguir que un niño quiera rehacer sus deberes.

Sería un error pensar que el simple hecho de reunir cada dos meses un grupo de personas en una habitación para mantener conversaciones francas resolverá automáticamente los males de nuestra empresa. En primer lugar, al grupo siempre le lleva un tiempo desarrollar el nivel de confianza necesario para hablar con auténtica franqueza, expresar reservas y críticas sin miedo a las represalias y aprender el lenguaje de los buenos comentarios. En segundo luar, ni siquiera el “Braintrust”(1) más experimentado puede ayudar a la gente que no comprende su filosofía, que se niega a escuchar críticas sin ponerse a la defensiva, o que no tiene la capacidad de digerir el feedback, asimilarlo y empezar de nuevo.

Créame, usted no debería estar en una empresa en la que se vea más franqueza en los pasillos que en las salas de reuniones donde se plantean las ideas fundamentales o la política empresarial.

(1) Braintrust es el nombre que dan en Pixar al tipo de reuniones que realizan regularmente, en las que los participantes realizan críticas constructivas y retroalimentación de los proyectos en curso, de forma objetiva y no personal. Ed Catmull afirma que este tipo de reuniones ha sido un factor clave del éxito de la empresa.

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