Vas al comité:
—Entonces la decisión es esta.
—¿Pero esa decisión?
—La ha tomado Franken & Goursen.
Cuantos más apellidos tenga la consultora, más chula es la decisión; más millones inviertes.
—¡Franken & Goursen & Young!, ¡joder, pues hay que tomarla!
Luego si la decisión sale bien, te pones una medalla. La decisión es un análisis, un “benchmark”; se tiene que llamar “benchmark” no se puede llamar análisis, o… (ni me sale la palabra en español de benchmark) bueno, un contraste, ¡o como sea!
Entonces, si la decisión sale bien, te pones una medalla. La empresa se pone una medalla porque ha hecho lo que todo el mundo sabía. Si la decisión sale mal:
—¡Pero tío, han sido los consultores!
Y vas a los consultores, a los “Fransen & Goursen & Young”:
—No, has implementado mal, porque el mercado ha hecho esto y ha funcionado.
Es la cobardía de que no puedes tomar una decisión que sea diferente o que sea natural por el mero hecho de que te van a poner en la calle.
Entonces si quitas todo eso la gente vuelve a descubrir un mundo normal:
—¿Y esta decisión?.
—Pues porque yo creo que es la correcta.
De la mesa redonda de Agile Spain 2014 – Pedro Serrahima – Director General Grupo Globalia