Cuando tratáis temas en tu empresa, ¿asumís la opinión del “jefe” o la de la mayoría, sin plantear dudas o alternativas?
Si no discrepáis por no romper el “buen ambiente”, es posible que estéis desarrollando “pensamiento de grupo”.
El pensamiento de grupo se produce en las organizaciones que prefieren la conformidad a la diversidad de ideas.
¿Esto es un problema, o todo lo contrario? Que las reuniones sean breves y sin conflictos parece ideal para la productividad. Sin embargo la falta de debate y la ausencia de ideas alternativas, suele producir decisiones basadas en premisas que no se han analizado lo suficiente y, por tanto, sesgadas.
No se trata de “armar broncas” sino de confrontar las ideas —no las personas— con respeto, escucha activa de todas las opiniones y mente abierta para descubrir riesgos, refinar las propuestas y dejar la puerta abierta a la innovación.
Tampoco se trata de discrepar por discrepar, sino de poner en común enfoques diferentes, conocimientos y experiencias para reforzar la solidez y el valor de las soluciones alcanzadas.
Se trata de lograr la “inteligencia colectiva”. Algo que surge de la colaboración, la diversidad, la retroalimentación constructiva y la búsqueda de soluciones que superan a la suma de las capacidades individuales.
Para conseguir “inteligencia colectiva” hay técnicas que abren el abanico de la conversación. Por ejemplo invitando a cada miembro del equipo a compartir su opinión sin que nadie le interrumpa; proponer rondas de retroalimentación en las que se deban aportar tanto pros como contras; rotar el rol de moderador para que no sea siempre la misma persona la que conduzca las discusiones; nombrar en cada reunión a un miembro con el papel de “abogado del diablo”, etc. pero la clave para que promuevan la inteligencia colectiva y no broncas y enemistades es desterrar el modo “mi-idea-es-la-buena”.
Cuando todo el equipo se siente cómodo exponiendo sus puntos de vista, se genera una dinámica de aprendizaje común y las opiniones no se imponen sino que se pulen y enriquecen.