Los modelos de procesos se basan en el principio: “la calidad del producto depende de la calidad de los procesos empleados para desarrollarlo”.
El modelo de procesos CMMI, por ejemplo, identifica 25 áreas de procesos para el desarrollo de sistemas de software y define en cada una los objetivos y prácticas que que deben alcanzarse para obtener buenos resultados.
Por ejemplo, garantizar la integridad de los fuentes, controlar adecuadamente las versiones de todos los documentos, librerías y demás elementos de la configuración es el objetivo de una de ellas.
La producción industrial puede garantizar la calidad del resultado por medio de los procesos y la tecnología empleada, pero ¿también las empresas del conocimiento pueden garantizar la genialidad de un diseño informático por seguir un proceso en su elaboración?
La innovación, los diseños de las arquitecturas y las estrategias de solución deben su valor al talento de las personas que los desarrollan, no al seguimiento de un proceso.
Las organizaciones que desarrollan software para sistemas innovadores o para sectores de mercado de cambios rápidos o bases tecnológicas inestables pueden mejorar la eficiencia usando ingeniería de procesos, pero pueden “jugar en otra división” si usan el talento de personas motivadas.
Las organizaciones de software que pueden obtener garantías de calidad, repetibilidad y escalabilidad usando procesos, son las que más que diseñar, “ensamblan” soluciones estándar para entornos de problemas bien conocidos, que necesitan poca innovación, desarrollan sistemas con niveles altos de integridad, trabajan en proyectos que se pueden definir y planificar con detalle desde el primer día y emplean tecnología contrastada y estables.