El conocimiento profesional de nuestros padres, era relativamente estable y servía para toda una vida profesional. Sin embargo la velocidad actual nos puede dejar profesionalmente oxidados en menos de una década.
Hoy podemos ser expertos y dentro de un año incompetentes, o como dice Fred Kofman,(1) ciegos: profesionales incompetentes que ignoran que lo son —si no lo ignoran, Kofman los llama cretinos—
Es sugerente el ciclo que Kofman describe en el capítulo “Aprendiendo a aprender” del tomo I de Metamanagement, porque ilustra que a la velocidad actual, en las profesiones de conocimiento podemos pasar de expertos a ciegos sin darnos cuenta.
Con el permiso de Fred Kofman y mi agradecimiento, comparto el siguiente fragmento de “Aprendiendo a aprender”:
“Consideremos la siguiente grilla. En ella se describen los progresos del principiante en un recorrido opuesto al sentido de las agujas del reloj, desde el cuadrante superior izquierdo (ciego) hasta el cuadrante superior derecho (experto).
El eje horizontal revela el grado de incompetencia (competencia) y el eje vertical exhibe el grado de inconciencia (o conciencia) sobre el nivel de competencia. Por el momento observemos la mitad izquierda de la grilla y comparemos al “ciego” con el “ignorante”.
En el cuadrante superior izquierdo encontramos, “ciego”, que es al mismo tiempo incompetente, incapaz realizar una determinada tarea, e ignorante de tal incompetencia. El ciego no sólo no sabe: ni siquiera sabe que no sabe.
En ciertos casos, como el de un niño o un extranjero vemos claramente que el “ciego” es inocente. No esperamos que los niños o los extranjeros sean conscientes de su incompetencia cultural. A menudo las acciones de estas personas que rompen con ciertos usos y costumbres establecidos nos resultan cómicas. Les perdonamos sus errores, ya que “no saben ” lo que están haciendo.
Tomemos el caso de un jefe que no respeta los tiempos de proceso. Supervisa un departamento donde los informes son enviados rutinariamente para ser aprobados. Este jefe no se da cuenta de que, cuando los informes se estancan en su escritorio durante días o semanas, los plazos no se cumplen y otras personas que dependen de él no pueden honrar sus compromisos. El jefe es ciego a la manera en que sus acciones afectan a los demás. Ni siquiera sabe que no sabe, y que necesita aprender a operar en forma más efectiva.
El ciego puede generar grandes sufrimientos. Su falta de conciencia, combinada con su incompetencia, puede ser muy destructiva para quienes lo rodean. Es el proverbial “elefante en el bazar” que, sin mala intención, rompe las cosas valiosas (y las personas) que se encuentran a su alrededor. Los observadores y las víctimas son conscientes de las consecuencias del accionar del “elefante ciego”; pero este carece de tal conciencia. El ciego suele frustrar y exasperar a los que deben tratar con él. Pero él no siente ningún dolor, ninguna culpa, ningún remordimiento. El elefante no lamenta hacer añicos la valiosa porcelana.
Un ejercicio interesante es preguntarse en qué áreas uno es ciego; en qué bazares uno se está comportando como elefante. Para buscar la respuesta conviene observar el estado de ánimo de quienes lo rodean; o mejor aún, preguntarles cómo se sienten. Si uno advierte que existe sufrimiento en tomo a él, en un acto de conciencia y compromiso con el aprendizaje, puede indagar más profundamente, preguntando a quienes sufren qué podría hacer para reducir su sufrimiento. Más allá de que uno sea responsable o no de ese sufrimiento, uno siempre puede hacerse responsable frente a ese sufrimiento. Todos los seres humanos tenemos cierto grado de ceguera. Por lo tanto, todos podemos encontrar oportunidades de mejora en las relaciones, mediante la investigación del sufrimiento que nos rodea.
Cuando toma conciencia, el ciego se transforma en “ignorante”. La diferencia entre el ciego y el ignorante (cuadrante inferior izquierdo de la grilla) es que este Último sabe que no sabe; el ignorante es consciente de su incompetencia.”
(1) Fred Kofman es asesor de desarrollo de liderazgo en Google, director del Centro de Liderazgo Consciente en el Instituto Tecnológico de Monterrey, y fundador y presidente del Conscious Business Center International. PhD. en Economía egresado de la Universidad de California, Berkeley, Fred fue durante años destacado profesor en la Escuela de Management Sloan del Instituto Tecnológico de Massachusetts.