En los proyectos TIC es más importante la inteligencia colectiva del equipo que las técnicas de “project management”.
Este artículo está inspirado en los tres tipos de personalidades que se combinan en cada programador, identificados por Clark A. Campbell y descritos en el capítulo 3 de su libro “The One-page Project Manager for IT Projects” de Clark A. Campbell.
Tras años de experiencia y muchos proyectos gestionados he reflexionado mucho sobre los distintos patrones de personalidad que encuentras en los miembros de cada equipo, y he llegado a la conclusión de que hay tres tipos diferentes. Es habitual que las personas presenten uno de forma muy acusada, o una combinación de dos.
1. El visionario
Los visionarios son generalmente los más brillantes y creativos del equipo. Abordan las cuestiones con una estrategia de pensamiento diferente. Pueden sumergirse con profundidad en un único asunto o lidiar con varios simultáneamente. Su lógica no construye con razonamientos y estructuras comunes. Los visionarios miran lo mismo que todos, pero ven cosas diferentes y logran combinaciones únicas. El porcentaje de visionarios es mayor en el sector informático y como gestor de proyectos TIC deberías tener visionarios porque en general aumentan el valor de cada entrega y el del proyecto en su conjunto. Son capaces de encontrar soluciones a problemas insolubles. Son los que aportan la actitud “¿Por qué no…? o ¿Qué tal si…?. Si el proyecto necesita valor innovador, no puedes componer un equipo sin miembros con componente visionario. Pero también como gestor de proyecto debes tener en cuenta que además de sus ventajas, también tienen sus inconvenientes y pueden crear dificultades porque no suelen sentir responsabilidad por el fin real del trabajo o su comercialización. Una vez que han modelado una idea ya no les interesa su desarrollo, prefieren buscar otro reto intelectual, actitud que puede ir haciendo crecer las funcionalidades con requisitos u opciones innecesarias: “Oh, vamos a añadir este…” o “vamos a modificarlo para que…”.Otro aspecto importante sobre los visionarios es que suelen necesitar mayores dosis de reconocimiento por su esfuerzo que el resto.
2.- El resuelto
Los “resueltos” tienen ansiedad por ponerse en marcha y empezar a hacer. Calculan lo que necesitan para empezar y se ponen manos a la obra. Comienzan sin tener analizado todo el camino, porque creen que no se puede saber todo lo que va a pasar, ni tener planes para cualquier contingencia. “Si esperaras a obtener todas las respuestas nunca comenzarías”. El porcentaje de “resueltos” en el sector TIC se encuentra mas en áreas de programación que en áreas de negocio. Con carácter general, no suelen delegar, porque han aprendido a hacer las cosas bien. Son personas eficaces y con auto-confianza por lo que les resulta difícil delegar el trabajo a otros. Pueden sentir un cierto nivel de culpa al delegar a otros lo que ellos mismos podrían hacer. El equipo necesita “resueltos” porque aportan energía y concentración en el trabajo y el cumplimiento de los compromisos de fecha. Mientras que el visionario se concentra en el alcance del proyecto y a menudo en aventurarse más allá de lo necesario, el “resuelto” es más pragmático y piensa en cómo completar la tarea a tiempo.
3.- El calculador
En las bibliotecas y áreas de investigación de las universidades es fácil encontrar “calculadores”. Son personas que tienen los bolígrafos y lapiceros perfectamente ordenados en fila y su agenda está todo anotado y previsto, y sus libros en orden. En un proyecto, los calculadores en lugar de empezar a trabajar inmediatamente desde el principio, visionan en su mente cómo será el resultado en su formato final. A partir de ahí empiezan a pensar lo que van a necesitar en las fases anteriores y van resolviendo las necesidades desde el último paso de proyecto hasta el primero. La debilidad de los calculadores es la sobreplanificación y la caída en “parálisis por análisis”, esperando para empezar a tenerlo todo previsto y ordenado. Un equipo en el que sólo hubiera calculadores en estado puro sobreplanificaría para tener la seguridad de no exceder ni el presupuesto ni la agenda. En el sector TIC son muchos los gestores y modelos de trabajo que han tenido éxito aplicando estrategias de cálculo y planificación, aunque lo cierto es que en este sector el fin es difícil especificar con precisión, porque los usuarios no pueden definir completamente lo que necesitan: Por eso los directores técnicos experimentados dividen los proyectos en iteraciones más definibles, de forma que el alcance y la línea de tiempo resulten más manejables y aprehensibles para los “calculadores” Un aspecto frecuente de los “calculadores” es una inclinación natural a delegar y se encuentran cómodos con colaboradores que son más competentes que ellos para las tareas que deben desempeñar.
Activos de estos tipos de personalidad
- El visionario asegura innovación y creatividad.
- El resuelto pone el proyecto en movimiento y aporta el “puedo hacerlo” con responsabilidad de los compromisos de fecha.
- El calculador asegura que el proyecto responde a un plan viable dentro del presupuesto.
Pasivos
- El visionario garantiza la corrupción del alcance del proyecto afectando al coste y al calendario (el crecimiento del alcance o funcionalidades no siempre es malo).
- El resuelto puede empezar antes de tener decidida o completamente cerrada la visión y el alcance del proyecto, generando a la larga retrabajo y costes evitables.
- El calculador es lento para empezar y su principal riesgo es generar retrasos. La probabilidad de este riesgo es proporcional a la longitud del proyecto.
Las personas somos multidimensionales.
Las personas con uno sólo de estos componentes en estado puro no son habituales, como tampoco lo son las que combinan un perfecto equilibrio de los tres y que mostrarían la combinación perfecta para líder de proyecto. Lo más habitual es presentar uno de estos rasgos más acusado, en combinación con otro de ellos. El líder del proyecto en definitiva debe identificar estos componentes y las combinaciones que se dan en su equipo, para aprovechar las fortalezas de todos ellos y gestionar adecuadamente los riesgos que cada uno suele aportar.
