Un modelo razonable: aplicar metas y prácticas genéricas CMMI a las prácticas específicas ágiles

Combinar agilidad y procesos puede ser una estrategia razonable o un contrasentido.

Los modelos de procesos como CMMI, ISO 15504, o Spice (que fue la versión beta de éste último) basan la calidad del resultado en la calidad de los procesos empleados, situando a las personas como agentes necesarios para ejecutarlos y supervisarlos.

“La industria manufacturera ha reconocido la importancia de la efectividad de los procesos y la eficiencia. Hoy en día, muchas organizaciones en el sector manufacturero y de servicios a reconocer la importancia de los procesos de calidad”

En la década de 1930, Walter Shewhart comenzó a trabajar en la mejora de procesos con sus principios de control estadístico de calidad [Shewhart 1931]. Estos principios fueron refinados por W. Edwards Deming [Deming 1986], Philip Crosby [Crosby 1979], y Joseph Juran [Juran, 1988]. Watts Humphrey, Ron Radice, y otros extendido estos principios aún más y comenzó a aplicar a software en su trabajo en IBM y el SEI [Humphrey, 1989].
SEI ha tomado la premisa de la gestión sobre procesos, “la calidad de un sistema o producto es sobre todo consecuencia de de la calidad del proceso utilizado para su desarrollo y mantenimiento”, y CMM se desarrolla sobre esta premisa. La creencia en esta premisa es compartida en todo el mundo por los movimientos de calidad, como lo demuestra la Comisión Electrotécnica Internacional (ISO / IEC) de la Organización Internacional de Normalización ISO…”

CMMI DEV 1.2, pág. 16

Sin embargo la agilidad no emplea procesos, sino prácticas y métodos de trabajo que ayudan a los personas, que son quienes aportan el know how y los responsables de la calidad del resultado.

“Preferimos el valor de las personas y su interacción al de los procesos y las herramientas”

Manifiesto ágil.

Son muchos los productos o servicios que se pueden desarrollar basando al calidad del resultado en la calidad de los procesos empleados, pero también son muchos en los que —al menos de momento— no es posible.

Aplicar un modelo de procesos, como CMMI y agilidad al mismo tiempo, es juntar agua y aceite. Sin embargo sí que es posible aplicar una síntesis del conocimiento de ambos.

Una organización ágil puede encontrar en CMMI, no un modelo de certificación o un photocall para la imagen de su empresa, sino una fuente de conocimiento útil.

Tomar los conceptos de metas y prácticas globales, propio de CMMI, pero no para aplicarlos a áreas de procesos, sino a las prácticas ágiles empleadas, como medio para institucionalizar y homogeneizar formas de trabajo.

Se trataría de lograr homogeneidad en la formación y las prácticas usando principios propios de la ingeniería de procesos.

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